Un escándalo de vastas proporciones estalló ayer al ser reveladas interceptaciones telefónicas en las cuales dirigentes de la televisión estatal RAI y de las televisiones privadas del grupo Mediaset de Silvio Berlusconi se acordaron secretamente en 2004-2005 para manipular la información al público en favor del entonces primer ministro, que era el mismo Berlusconi.
El diario La Repubblica levantó los velos de una vasta trama "de la cual existen las pruebas documentales", según afirmó en un editorial el director del cotidiano de centroizquierda.
Las interceptaciones fueron realizados por la Guardia de Finanzas (policía tributaria), que investigaba la bancarrota de HDP, un instituto de sondeos y encuestas. Al controlar los teléfonos de la dirigente RAI, Debora Bergamini, que antes fuera asistente de Berlusconi en Mediaset, se abrió una Caja de Pandora de intercambios de información y de acuerdos entre los personajes de la empresa de Berlusconi, que controla las tres grandes redes comerciales de la TV italiana, y dirigentes de la RAI que habían sido encumbrados por el gobierno de centroderecha en la televisión estatal tras el triunfo de Berlusconi en las elecciones de 2001.
Si las interceptaciones se revelan ciertas, el "affaire" es de extrema gravedad porque demostraría que Berlusconi -a la vez gobernante y empresario-, orientaba secretamente en su beneficio más del 90% de la información que llegaba al público a través de la televisión.
Las revelaciones significan un duro golpe a las propuestas del hoy jefe de la oposición para llamar a comicios generales anticipados en 2008.
"Me atacan hienas y chacales -dijo Berlusconi-. Son ataques contra mí a los que estoy acostumbrado porque soy un hombre que quita poder, soy el enemigo".
La RAI ordenó de inmediato una investigación, lo mismo que la Autoridad de las Comunicaciones que ya dispuso convocar a varios profesionales acusados de haber participado en las tramas.
El diario La Repubblica levantó los velos de una vasta trama "de la cual existen las pruebas documentales", según afirmó en un editorial el director del cotidiano de centroizquierda.
Las interceptaciones fueron realizados por la Guardia de Finanzas (policía tributaria), que investigaba la bancarrota de HDP, un instituto de sondeos y encuestas. Al controlar los teléfonos de la dirigente RAI, Debora Bergamini, que antes fuera asistente de Berlusconi en Mediaset, se abrió una Caja de Pandora de intercambios de información y de acuerdos entre los personajes de la empresa de Berlusconi, que controla las tres grandes redes comerciales de la TV italiana, y dirigentes de la RAI que habían sido encumbrados por el gobierno de centroderecha en la televisión estatal tras el triunfo de Berlusconi en las elecciones de 2001.
Si las interceptaciones se revelan ciertas, el "affaire" es de extrema gravedad porque demostraría que Berlusconi -a la vez gobernante y empresario-, orientaba secretamente en su beneficio más del 90% de la información que llegaba al público a través de la televisión.
Las revelaciones significan un duro golpe a las propuestas del hoy jefe de la oposición para llamar a comicios generales anticipados en 2008.
"Me atacan hienas y chacales -dijo Berlusconi-. Son ataques contra mí a los que estoy acostumbrado porque soy un hombre que quita poder, soy el enemigo".
La RAI ordenó de inmediato una investigación, lo mismo que la Autoridad de las Comunicaciones que ya dispuso convocar a varios profesionales acusados de haber participado en las tramas.
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